Predicaciones

I           MENSAJE CENTRAL

Hoy vamos a hablar de una sexta batalla que librará nuestra fe, ahora contra la decepción.

Si bien es cierto, esta batalla de la fe no es permanente como las otras cinco: Contra el dinero, las emociones, nuestros esfuerzos, la carne y la boca, es una batalla muy importante de ganar, pues la decepción es la una de las principales causas de que la gente abandona sus sueños, se aleje de personas que los aman, se aleje de la iglesia, se aleje de los planes y propósitos de Dios y hasta se aleje de su Dios y Padre.

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Por eso hoy Dios nos ayudará en su palabra a vencer a este gran enemigo de la fe llamado: Decepción.

 

II          INTRODUCCIÓN

La decepción tiene dos grandes aliados que luchan contra nuestra fe: La confusión y el desánimo.

Casi siempre que aparece la decepción en nuestra vida, viene acompañada, antes o después de confusión y desánimo.

¿Cuántas veces no nos hemos sentido confundidos porque lo que esperábamos que sucediera no sucedió?

¿Cuántas veces no nos hemos sentido desanimados porque lo que le oramos y le pedimos a Dios no pasó y esto ha provocado en nosotros un sentimiento de decepción?

Yo creía todos hemos estado en esa estación de la vida.

Esto es lo mismo que les pasó a los dos discípulos de Jesús que iban camino a la ciudad de Emaús.

(TLA) Lucas 24:13-21 “13 Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban a Emaús, un pueblo a once kilómetros de Jerusalén.14 Mientras conversaban de todo lo que había pasado, 15 Jesús se les acercó y empezó a caminar con ellos, 16 pero ellos no lo reconocieron. 17 Jesús les preguntó: —¿De qué están hablando por el camino? Los dos discípulos se detuvieron; sus caras se veían tristes, 18 y uno de ellos, llamado Cleofás, le dijo a Jesús: —¿Eres tú el único en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado en estos días? 19 Jesús preguntó: —¿Qué ha pasado? Ellos le respondieron: —¡Lo que le han hecho a Jesús, el profeta de Nazaret! Para Dios y para la gente, Jesús hablaba y actuaba con mucho poder. 20 Pero los sacerdotes principales y nuestros líderes lograron que los romanos lo mataran, clavándolo en una cruz. 21 Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Pero ya hace tres días que murió.

Estos dos discípulos venían tristes porque esperaban que Jesús los libertara de la opresión de los romanos y ya tenía tres días de muerto, ellos estaban confundidos, decepcionados y desanimados.

El camino a Emaús representa el camino de la decepción.

Recorrer el camino de la decepción es muy difícil para el hombre, por eso es una de las grandes batallas que tendrá que librar nuestra fe y vencerla para poder seguir adelante con los grandes planes y propósitos de Dios en nuestras vidas.

De aquí que el mensaje de hoy lleva por título: NUESTRO CAMINO A EMAÚS. La batalla de la fe contra la decepción.

 

III         LA VERDADERA RAZÓN DE LA DECEPCIÓN

Esta parte del mensaje se llama: La verdadera razón de la decepción.

Vamos a seguir leyendo el pasaje del camino a Emaús de estos dos discípulos:

(NVI) Lucas 24:21-27 “21 Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Pero ya hace tres días que murió. 22 También algunas mujeres de nuestro grupo nos dejaron asombrados. Esta mañana, muy temprano, fueron al sepulcro 23 pero no hallaron su cuerpo. Cuando volvieron, nos contaron que se les habían aparecido unos ángeles quienes les dijeron que él está vivo. 24 Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron. 25 —¡Qué torpes son ustedes —les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas! 26 ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria? 27 Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.

La razón de la decepción de estos discípulos estuvo en que pusieron su expectativa en lo que querían que Jesús hiciera y no en Jesús.

Cuando la Biblia dice en Hebreos 12:2

(NVI) Hebreos 12:2 “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe,”

La Biblia dice que fijemos nuestra mirada en Jesús, pero ellos tenían su mirada fija en Israel, para ellos era más importante Israel que el Cristo.

Esta es la verdadera razón para decepcionarnos, que lo que esperamos que suceda es más importante para nosotros que Jesús.

Cuando algo toma el lugar de Jesús. 

La decepción viene cuando la familia, los amigos, los negocios, nuestro desarrollo profesional, nuestros estudios, o cualquier otra cosa ha tomado sigilosamente el lugar que le corresponde a Jesús.

En algún momento vendrá la decepción porque las cosas no sucederán conforme a nuestra expectativa.

En estos discípulos Israel había eclipsado al Cristo, para ellos era más importante lo que le sucedería a Israel que lo iba a sucederle al Cristo de Dios.

Esta parte del mensaje te puede ayudar para identificar en tu corazón si hay algo que hoy esté eclipsando la imagen de Jesús en tu corazón realmente.

Podemos decir y cantar que él tiene el número uno en nuestros corazones, pero la decepción puede ayudarnos a descubrir si eso no es así en realidad.

La decepción es un probador de nuestra fe, y nosotros tenemos que tener una fe a prueba de decepciones, desánimos y confusiones.

Entonces podemos concluir que la verdadera razón de nuestras decepciones es que tenemos puestas nuestras expectativas en lo que nos suceda y no en lo que sucedió en la cruz.

 

IV         VENCIENDO A LA DECEPCIÓN

Esta parte se llama: Venciendo a la decepción.

Vamos a ver como venció Jesús la decepción de estos dos discípulos, sigamos leyendo este pasaje:

(TLA) Lucas 24:27-32 “27 Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.  28 Cuando se acercaron al pueblo de Emaús, Jesús se despidió de ellos. 29 Pero los dos discípulos insistieron: —¡Quédate con nosotros! Ya es muy tarde, y pronto el camino estará oscuro. Jesús se fue a la casa con ellos. 30 Cuando se sentaron a comer, Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos. 31 Entonces los dos discípulos pudieron reconocerlo, pero Jesús desapareció. 32 Los dos se dijeron: ¿No es verdad que, cuando él nos hablaba en el camino y nos explicaba la Biblia, sentíamos como que un fuego ardía en nuestros corazones?”

Jesús sabía que la única manera de vencer a la decepción por una expectativa equivocada, era hacerlos volver sus miradas a Él, y eso fue lo que hizo.

Jesús no se les reveló en carne, Jesús escondió de ellos su revelación física para revelárseles mediante las Escrituras.

Ellos pudieron ver a Jesús hasta después de que Jesús les fue revelado en las Escrituras que había hasta ese momento, el Antiguo Testamento.

La única manera de que nunca caigamos en tal grado de decepción que esto nos haga abandonar nuestras metas y sueños o nos aleje de la gente y menos de Dios, es que nuestra mirada esté puesta en el Jesús de la Biblia.

Que nuestras expectativas de la vida siempre estén un paso atrás de nuestra expectativa de encontrarnos con Jesús en las Escrituras.

Porque así podremos poner nuestra mirada en las promesas cumplidas en la cruz y no en la tal vez momentánea promesa no realizada según nuestras expectativas.

La decepción viene de poner nuestra expectativa en cosas no bíblicas:

La gente no quiere que les pasen situaciones difíciles o contrarias a sus deseos, pero la Biblia dice:

(RVR60) Juan 16:33(b) “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Aquí Jesús está enseñándonos que en la vida sí habrá aflicciones, así que si tu esperas que no las haya, estás esperando algo antibíblico.

Y aquí también Jesús nos enseña a no poner los ojos en lo que sucede sino en que Él que ya venció a lo que nos está sucediendo, ¿me sigue?

La gente sufre de más porque se decepciona por las cosas que de momento no le suceden de acuerdo a sus expectativas, pero la Biblia dice:

(NTV) Romanos 8:28 “28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.”

Si algo no sucedió conforme a tu expectativa tienes dos opciones: Decepcionarte y abandonar esa tarea, o creer lo que dicen las Escrituras: Que eso malo que te sucedió está cooperando para el bien que Jesús ganó para ti en la cruz.

Puede ser que no lo entiendas, pero si crees que Jesús en la cruz, no solo hizo promesas, sino cumplió sus promesas, podrás pasar por esa situación desagradable o difícil sin decepcionarte.

Así que podemos concluir esta parte del mensaje diciendo que la decepción es vencida cuando por encima de las circunstancias podemos ver, creer y confiar en que la obra de Jesús en la cruz está obrando para nuestro beneficio.

 

V          MIRANDO A JESÚS EN LAS ESCRITURAS

Mirar a Jesús en las Escrituras tiene tres efectos: Uno, vencer a la decepción, y los otros dos, vamos a verlo en la Escrituras:

(NVI) Lucas 24:31-35 “31Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. 32Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? 33Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, 34que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.”

Y cuando tú abres los ojos para encontrarte con Jesús en las Escrituras y miras su obra de amor en todo lo que lees en la Biblia, las cosas dos y tres pasan: la dos, tu corazón vuelve arder por aquello que un día te decepcionó, y la tres, te regresa el ánimo y las fuerzas para correr aún más fuerte y hacer todo aquello que Dios ha puesto en tu corazón.

Jesús se encargó de abrirles los ojos, no para que lo reconocieran físicamente, por eso desapareció de su vista física, sino para que lo reconocieran en todas las Escrituras, donde se necesitan los ojos de la fe.

Jesús prefiere revelarse en la Escrituras que revelarse físicamente.

Así que concluyamos que poner la mirada en Jesús y encontrarlo a diario en las Escrituras hará que nada tenga el poder de decepcionarte y desanimarte, hará que te arda el corazón y que encuentres nuevas fuerzas y mejores formas de hacer eso que es el propósito de Dios puesto en tu corazón.

           

VI         MINISTRACIÓN

Hoy hemos salido de nuestro camino a Emaús, camino de decepción y desánimo en el que nuestras equivocadas expectativas nos metieron, al haber regresado a Jesús al lugar más importante de nuestros corazones y poner nuestra mirada fija en él en toda circunstancia, buena o aparentemente mala.

Amén.

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