Predicaciones

I        MENSAJE CENTRAL

Hoy Dios no va a hablar de la importancia de creer bien para no desvalorizar la obra de Jesús en la cruz.

 

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II          INTRODUCCIÓN 

La semana pasada aprendimos que la base en la que está sustentado el cumplimiento del nuevo pacto de la gracia, no es en que nosotros nos portemos bien, sino en que Dios dijo que perdonaría nuestra maldad y nunca más se acordaría de todos nuestros pecados

(NTV) Hebreos 8:12 “12 Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados.”

Creer en este versículo es la base para entender y vivir en el nuevo pacto de la gracia.

La mayoría de los cristianos

El problema que veo constantemente es que la mayoría de los cristianos siguen creyendo que necesitan hacer “algo” para ganarse el perdón de Dios y sus bendiciones.

Pero no se dan cuenta que con esa creencia están desvalorizando la gracia.

Sí, tal vez es sin querer, pero su creencia de que es a través de sus obras de arrepentimiento y perdón lo que los hace “ponerse a cuentas con Dios”, está desvalorizando la gracia.

Inclusive llegan a creer que “la gracia no vale tanto”, que lo importante es ver lo que “tú puedes hacer para mantenerte santo” o “para vivir cumpliendo la voluntad de Dios”, y eso, sin lugar a dudas, está insultando la obra de Jesús en la cruz.

La Gracia es muy valiosa

Mis amados, la gracia, que es el inmerecido favor de Dios que no podemos ganar es tan valiosa que no tiene precio, solo la puedes recibir si te la regalan.

Y eso es, exactamente, lo que Dios hizo, te dio su gracia, su favor inmerecido, su justicia, su misericordia, su amor, su bondad y todos los beneficios de la cruz como regalos para que los recibieras libremente cuando recibieras y confesaras a Jesús como tu Señor y Salvador personal.

De aquí que el mensaje de hoy lleva por título: NO DEVALUEMOS LA GRACIA. Creer mal desvaloriza la cruz de Jesús.

 

III      PERDÓN DE PECADOS SIN CONFESIÓN

Dado que la base del cumplimiento del nuevo pacto de su gracia se basa en el perdón de nuestros pecados, en esta primera parte vamos a entender de qué se trata esto del perdón de pecados, cuando necesitamos confesarlos y cuando no.

Mala enseñanza

Por siglos la iglesia ha enseñado mal la doctrina del perdón de pecados.

Desde la iglesia organizada, y, aun la iglesia protestante, han basado sus enseñanzas acerca del perdón de pecados diciendo que es necesario que el hombre se arrepienta y solicite a Dios el perdón de sus pecados cada vez que peque o cada cierto tiempo, cada semana o cada que se reúna con la iglesia.

(BONUS) Note que dije “que se reúne con la iglesia” y no “en la iglesia”, porque, recuerde, que la iglesia es la gente no el edificio o recinto de reunión.

Inclusive algunos enseñan que, si la persona no se arrepiente de su pecado y muere, esto le haría perder la salvación, porque habría muerto en pecado, ¿me sigue?

Y esta enseñanza sobre la confesión de pecados ha generado gran atadura y opresión sobre de la iglesia.

Miedo a no examinar sus corazones

Hay creyentes que viven con miedo de no haber examinado con diligencia su corazón como para descubrir y confesar cada uno de sus pecados y entonces, creen que tienen que renunciar a su comunión con Dios y a sus bendiciones.

Pero en realidad, no hay bases bíblicas para esta enseñanza, al contrario, por eso la Biblia dice:

(RVR60) Efesios 1:7 “7en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,”

El perdón de pecados no es según nuestro corazón arrepentido, es mediante las riquezas de su gracia, que es su favor inmerecido.

Imposible no pecar

A la iglesia le faltaría agregar a su enseñanza estos tres versículos que le ayudarían mucho para dejar de poner carga y opresión sobre la gente y, sobre todo, para dejar de desvalorizar la gracia.

Primero, el reconocer que es imposible creer que confesando pecados quedamos sin pecados, porque la Biblia dice:

(RVR60) Romanos 14:23 “23Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.”

Y este otro:

(RVR60) Santiago 4:17 “17y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”

Y, por si fuera poco:

(RVR60) Santiago 2:10 “10Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.”

¿Ya ves? Suena hasta absurdo pensar que algún cristiano pueda depender de su obra de confesar pecados para estar a cuentas con Dios.

Lo que nos hace estar a cuentas con Dios permanentemente es que Jesús se llevó todos nuestros pecados en la cruz.

Y entendamos que, cuando decimos todos, son todos, los de antes de hacerlo nuestro Señor y Salvador, los de después de haberlo recibido y hasta el tiempo presente y aun los que cometamos en el futuro.

Por eso la Biblia dice:

(NTV) Romanos 5:19 “ 19 Por uno solo que desobedeció a Dios (Adán), muchos pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios (Cristo), muchos serán declarados justos.”

Amado, por culpa de Adán tu naciste en pecado y fuiste un pecador toda tu vida, pero si has decidido recibir a Jesús como tu Señor y Salvador, ya no eres más un pecador, ahora eres un justo.

Y todo esto por la obra de Cristo, y la obra de Cristo fue perfecta, total y una vez y para siempre y no necesita de tu confesión para que el beneficio del perdón de todos tus pecados se haga manifiesto.

Por eso, mientras el creyente siga creyendo en la doctrina equivocada del perdón de pecados, seguirá devaluando y desvalorizando la gracia derramada en la cruz.

 

IV      PABLO NO ESCRIBIÓ SOBRE LA CONFESIÓN DE PECADOS

En esta segunda parte hablaremos de que Pablo, el llamado apóstol de la gracia, quien escribió más del 80 % de las cartas del Nuevo Testamento, nunca escribió sobre la confesión de pecados.

No vas a encontrar en la Biblia que el apóstol Pablo haya hablado a las iglesias de Éfeso, de Corinto, de Tesalónica, de Filipos, de Colosas, o a cualquier otra, acerca de la “necesidad de confesar sus pecados”

Un único versículo y es para no creyentes

El único versículo que habla de confesar los pecados lo escribió el apóstol Juan:

(RVR60) 1a Juan 4:8-10 “ 8Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.”

Este es el único versículo que hay en las cartas del Nuevo Testamento que habla de la confesión de pecados, pero dos cosas: Una, no podemos hacer una doctrina por un solo versículo, la doctrina debe estar confirmada por varios versículos y diferentes contextos.

Y dos, que aquí el apóstol Juan le está hablando a personas no creyentes.

Veamos cómo comienza el capítulo 1 de esta carta 1ª de Juan:

(RVR60) 1a Juan 1:3 “3lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.”

Se nota que el apóstol Juan le está hablando a personas no creyentes.

Miremos el segundo capítulo de esta carta, aquí el apóstol Juan ya le está hablando a creyentes:

(NTV) 1ª Juan 2:1-2 “1Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo. Él mismo es el sacrificio que pagó (la propiciación) por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo.”

Esto significa, que, para los no creyentes SÍ es necesario arrepentirse y confesar sus pecados, pero, no solo para que le sean perdonados, sino para poder recibir a Cristo como su Señor y Salvador personal.

Igual que la salvación

Pero, así como, una vez hecha la oración de salvación esta no es necesaria hacerla de nuevo, pasa lo mismo con la confesión de pecados, una vez hecha la confesión de nuestros pecados y reconocer que Jesús los perdonó todos en la cruz, cuando ya eres UN CREYENTE, ya no necesitas confesar tus pecados, sino más bien, agradecer a Dios por el perdón de ese pecado porque ya está perdonado y, además, olvidado.

Arrepentimiento y perdón natural no espiritual

Si el pecado le causó un daño a alguien más, claro que a esa persona deberás pedirle perdón y tal vez, confesarle tu pecado y volver a intentarlo de nuevo, pero eso no aplica para con Dios y menos para sentirte “a cuentas con Dios” o “merecedor de sus bendiciones”.

Caso de los corintios

Los corintios estaban cometiendo pecados, inclusive, de orden sexual y pablo no les habló de arrepentirse y confesar su pecado para que dejaran de pecar, les habló de algo más grande que sí lo s haría dejar de pecar:

(RVR60) 1a Corintios 6:18-20 “18Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. 19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”

¿Se da cuenta? Si la confesión de pecados fuera muy importante para poder ser la iglesia del Señor, esta era la oportunidad perfecta para haberla enseñado a los corintios.

No enfoquemos al pecado

Pero no, Pablo no enseñaba la confesión de pecados, porque él entendió que eso era enfocarse en el pecado y no en el Salvador, eso era meterse bajo el antiguo pacto de la ley y no vivir bajo el nuevo pacto de la gracia que Jesús nos ofreció con su sacrificio de amor por nosotros.

Entonces, de la confesión de pecados, prácticamente no tenemos versículos y los que hay son confusos, sin embargo, del perdón de pecados ganado en la cruz de Jesús tenemos muchos y muy claros, como este:

(RVR60) Efesios 1:7 “7en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,”

 

La defensa de la doctrina de la confesión de pecados

Y usted dirá, entonces, ¿Por qué tantas iglesias, con diferentes doctrinas, defienden la doctrina de la confesión de pecados?

Yo pienso que no es por que quieran tener a la iglesia cargada con un pecado que ya Cristo pago por él, sino más bien, porque no han abierto los ojos totalmente a la gracia y siguen metidos bajo el pacto de la ley.

De hecho, no es que vivan bajo el pacto de la ley, porque sí creen y predican la gracia de Jesús, pero lo que pasa es que la mezclan.

Predican la gracia de Jesús para algunas cosas y para otras, como el pecado, predican el antiguo pacto de la ley.

La mezcla da protagonismo al hombre

Y también pienso que el hombre vive mezclando los pactos porque eso le permite seguir teniendo él un rol protagónico en la predicación del evangelio.

Puede ser que muy en el fondo, los predicadores toman un poco de la gloria que le pertenece a Cristo.

Insisto, muchos de ellos con corazones nobles y llenos de amor por Jesús que solo falta que Jesús les abra los ojos a su gracia total para que dejen de mezclar los pactos.

Otros, nunca los abrirán porque piensan que ellos son mejores que la congregación a la hora que le predican que se arrepientan.

Pero, esto no es importante, lo importante es entender que la confesión de pecados para creyentes es una doctrina errónea que termina desvalorizando la cruz de Cristo y que, por su gracia, a usted y a mí Jesús nos ha abierto los ojos del espíritu para poderlo ver.

 

V       NO TENEMOS LICENCIA PARA PECAR

En esta última parte quiero enseñar que la gracia no significa que tenemos licencia para pecar.

(RVR60) Romanos 5:20 “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;”

(RVR60) Romanos 6:1-2 “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”

Vamos a la Biblia para que veamos como Jesús enseñó acerca del perdón de pecados:

(RVR60) Lucas 7:36-50 “36Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. 37Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 38y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. 39Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. 40Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. 41Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? 43Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. 44Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. 45No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 46No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. 47Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. 48Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. 49Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? 50Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.”

Quiero que vea como Jesús está mezclando el perdón con el amar.

Jesús dijo que los pecados le eran perdonados en el mismo instante en que esa mujer pecadora, posiblemente, prostituta, lo reconoció como su Señor y Salvador, como el Hijo de Dios, y por eso lo estaba adorando ungiéndole con perfume sus pies y enjugándolos con el agua de sus lágrimas.

Eran lágrimas de amor, no de tristeza ni de ninguna otra cosa, eran lágrimas de amor.

Esta era una mujer no creyente que se arrepintió en su corazón de vivir su vida sin Dios y recibió el perdón de sus pecados en el mismo instante en que lo recibió como su Señor y Salvador.

Esta es la doctrina de Jesús para el perdón de los pecados: Entre más el creyente sepa que Jesús le ama tanto y que le ha perdonado tantísimos pecados, pasados, presentes y futuros, este nuevo creyente más amará a Jesús y más fuerte estará para resistir las tentaciones del mundo y llevar una buena vida en todas sus áreas.

Pero cuando la gente sabe que Jesús solo le perdonó el pecado que confesó, él sentirá que le ha perdonado poco y entonces él lo amará poco a Jesús y devaluará su gracia.

Entender que el amor del Padre y del Hijo sobre de ti, llevó a Jesús a la cruz para perdonar todos tus pecados hará que valores mucho su gracia y te sepas justo para recibir todo el permanente favor inmerecido de Dios, y puedas cumplir así todos los propósitos de Dios para ti y para tus generaciones. 

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