LA GUERRA ESPIRITUAL BAJO LA GRACIA. Su justicia y obediencia, nuestras mejores armas

II          INTRODUCCIÓN

Acompáñeme a la Biblia:  

(RVR60) Efesios 6:10-12 “¹⁰Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. ¹¹Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. ¹²Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”

De aquí entendemos que el diablo siempre está asechándonos y provocando que tengamos problemas con nosotros mismos y con las personas a nuestro alrededor, es decir, que nuestras luchas en la vida son espirituales antes que carnales o naturales, el problema que tengamos con las personas, antes de ser un problema natural, es un asunto espiritual.

Vamos a leer el versículo clave de este mensaje:

(RVR60) 2ª Corintios 10:3-4 “³ Pues aunque andamos en la carne, no militamos (o sea, no somos soldados) según la carne; ⁴ porque las armas de nuestra milicia (de nuestro ejército) no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”

Aquí el apóstol Pablo nos confirma que tenemos una lucha espiritual, como le dijo a los efesios, y nos revela, que, para esa lucha espiritual, nuestras armas no son naturales, sino que son espirituales y, además, que son poderosas porque vienen de Dios.       

Así que hoy aprenderemos como se usan, bajo su Gracia y su justicia,  esas armas espirituales poderosas en Dios para combatir las asechanzas espirituales que el diablo hace en contra nosotros.

De aquí que el mensaje de hoy lleva por título: LA GUERRA ESPIRITUAL BAJO LA GRACIA. Su justicia y obediencia, nuestras mejores Armas.

III         QUÉ ES LA GUERRA ESPIRITUAL

En esta primera parte del mensaje explicaremos qué es la guerra espiritual.

Que no es la guerra espiritual.

Para entenderlo mejor empezaremos explicando que NO es la guerra espiritual:

La guerra espiritual no es orar por la gente para que los demonios lo suelten o lo dejen de molestar, a eso Jesús le llamó: Echar fuera demonios:

(RVR60) Marcos 16:17-18 “¹⁷Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; ¹⁸tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”

Estas son señales que pueden acompañar a los creyentes, y echar fuera demonios es una de ellas, pero eso no es la guerra espiritual o la batalla contra el diablo.

La guerra espiritual contra el diablo o las tinieblas NO es andar buscando gente para orar y echarle fuera los demonios, eso es otra cosa, eso es echar fuera demonios y tiene otro contexto, que no es de lo que estamos predicando, hoy nos estamos enfocando en lo que es la guerra espiritual, el que tenemos una lucha contra el diablo.

Que sí es la guerra espiritual.

La guerra espiritual es la batalla que el diablo tienen de manera permanente en contra de nosotros, los hijos de Dios.

Desde su caída, satanás siempre ha buscado como lastimar a la creación de Dios y en especial a los hijos de Dios y les ha declarado una batalla permanente, como lo podemos ver desde el Edén.

El diablo intentó provocar a Adán y Eva a cometer errores delante de Dios, lo que ahora conocemos cómo pecados, y, tristemente, ganó esa partida, el diablo ganó y el hombre desobedeció a Dios y la consecuencia de eso fue que entrara la muerte, el pecado y la enfermedad en la vida de la humanidad.

(RVR60) 2ª Corintios 2:11 “¹¹para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.”

El diablo siempre querrá sacar ventaja contra ti y siempre estará ideando maquinaciones contra ti.

¿Qué son las maquinaciones del diablo? Esta versión nos ayudará:

(RVRAC) 2ª Cortintios 2:11 “¹¹ para que no seamos engañados por Satanás, pues no ignoramos sus propósitos.”

El diablo tiene un propósito, en términos generales: Hacernos caer en tentaciones y errores para, según él, alejarnos de Dios.

Por eso la Escritura dice:

(RVR60) Romanos 3:23 “²³por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,”

Este es el propósito del diablo, hacernos pecar para quedar destituidos de la gloria de Dios.

Y por eso tenemos una batalla contra él, nosotros a no dejarnos destituir de la gloria de Dios y él a destituirnos de la gloria de Dios.

A esto le podemos llamar: Guerra espiritual.

¿Me está siguiendo?

IV         EL DÓNDE Y EL CÓMO DE LA BATALLA

En esta sección entenderemos cuál es el campo de batalla donde se lleva a cabo esa guerra espiritual contra el diablo y cómo es esa guerra espiritual.

Dónde es la batalla.

Es importante saber dónde se lleva a cabo la batalla para poder combatir y ganar, si no sabes ni siquiera dónde se lleva a cabo esa batalla o cuando, no podrás ganar esta batalla.

Es como tener un partido de fútbol con tu equipo e ir a otro estadio y querer jugar y ganar el partido, cuando el juego se está llevando a cabo en otro lugar, ¿me explico?

Repasemos el versículo clave de este mensaje:

(RVR60) 2ª Corintios 10:3-5 “³ Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; ⁴ porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, ⁵derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”  

La batalla se trata de destruir fortalezas que el diablo levanta en nosotros, y ¿qué son esas fortalezas? Patrones de pensamientos que nos alejan de los propósitos de Dios.

La batalla espiritual contra el diablo se lleva a cabo en tu mente y es para usar tus propios pensamientos en tu contra, para que pienses cosas equivocadas y para que creas cosas equivocadas de ti, de Dios y de tus circunstancias, esta es la guerra espiritual.

¿Cómo se lleva a cabo esa guerra en mi mente?

Y te preguntarás ¿Cómo se lleva a cabo esa batalla en mi mente? Bueno, el diablo pone todo su interés en engañarte a través de poner pensamientos en tu cabeza que vayan contrarios a la palabra de Dios o al diseño de Dios en ti.

Como lo hizo con Eva y cómo lo sigue haciendo hasta el día hoy, él sigue usando las mismas estrategias.

La estrategia que usa el diablo.

Vamos a leer cómo el diablo le ganó la batalla a Adán, a través de ganarle la batalla a Eva, y te iré mostrando las estrategias que usó el diablo con Eva y, cómo te dije, sigue usando las mismas estrategias hasta el día de hoy.

(RVR60) Génesis 3:1-5 y 13 “¹Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer (1.- El diablo te habla): ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?(2.- Usa tu circunstancia para hacerte dudar de Dios) ²Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; ³pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. ⁴Entonces la serpiente dijo a la mujer No moriréis (3.- Te miente y engaña); ⁵sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. ¹³Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí (o sea, desobedecí). (4.- Propósito final: Hacerte desobedecer).”

Así podríamos resumir las cuatro estrategias que el diablo usa para ganar la batalla de tu mente: 1) Te habla, 2) te quiere hace dudar de Dios, 3) te dice mentiras y te engaña, y al final, lo que quiere, es 4) hacerte desobedecer a Dios.

Su estrategia al hablarte.

Ahora, algo importante es que para hablarte no usa su voz, cómo en las películas de Hollywood, o una voz fea, no, él usa tus pensamientos, porque si oyeras su voz sabrías que es él y no harías lo que te dice.

Cuando te habla lo hace en primera persona: Yo, no te habla en segunda persona, no te dice: Tú eres esto o eres lo otro, no, porque sabrías que es él.

El diablo cuando usa tu mente, tus pensamientos los pone en primera persona, por eso la gente piensa cosas como:

• “No puedo”
• “Soy un desastre”
• “Soy un adicto”
• “Soy un adultero”
• “Soy un mentiroso”
• “No soy bueno para esto”
• “No soy responsable”
• "Siempre cometo errores"
• "No tengo esperanza"
• "Nunca estaré a la altura"
• "Nunca seré lo suficientemente bueno"
• "Soy una persona muy desafortunada"
• "Soy un pervertido"
• "Estoy deprimido"
• “Estoy solo”
• “Nadie me quiere”

 Estos pensamientos tienen un poco de tu circunstancia, un poco de verdad y el diablo te pone pensamientos en primera persona, para hacerte dudar de Dios y sus promesas, te miente con el propósito de engañarte y que no te sientas digno de recibir de Dios o de hacer para Dios.

Y así, ahí se lleva acabo la guerra espiritual, en tu mente, que te quede claro: La batalla es por la posesión de tus pensamientos, él quiere gobernar la mayoría de tus pensamientos

El va a hacer todo lo posible para que dudes de lo que Dios dice de ti en su palabra, dudes o no creas en las promesas de Dios para ti y que no creas en todos los beneficios de la cruz que Jesús ganó para ti.

V          LAS ARMAS DE SU JUSTICIA Y LA OBEDIENCIA

En esta tercera y última sección del mensaje, aprenderemos a usar las armas de su justicia y la obediencia contra las asechanzas del diablo en nuestra mente para ganar esa batalla espiritual contra él.

Algo que podemos tener claro es que no puedes evitar que los malos pensamientos entren en tu mente, pero sí puedes evitar que echen raíces.

1.- El arma de su justicia.

El diablo quiere señalarte tus propias acciones y esfuerzos para ser justificado/justo, pero hoy sabes que eso es imposible, ha sido Dios quien te ha dado su justicia como un regalo, a través de la obra de la cruz, y solo necesitas recibirla.

Como enseñamos la semana pasada:

(RVR60) Romanos 1:17 “¹⁷Porque en el evangelio (de la gracia) la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”

Su justicia es para usarla en nuestra fe y como toda nuestra vida la vivimos por fe, toda nuestra vida debe estar establecida en su justicia.

Es un proceso continuo de ser establecido en Su don de justicia.

Sabemos que hemos sido hechos justos por la sangre de Cristo Jesús, pero tenemos que ser establecidos en esta verdad e identidad.

(NVI) Isaías 54:13-15 “¹³ El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar. ¹⁴ Serás establecida en justicia; lejos de ti estará la opresión, y nada tendrás que temer; el terror se apartará de ti, y no se te acercará. ¹⁵ Si alguien te ataca, no será de mi parte; cualquiera que te ataque caerá ante ti.”

Esto lo profetizó Isaías y lo manifestó nuestro Señor Jesús.

Cuando tú estás establecido en su justicia que es por fe, tienes que creer que por su justicia el diablo no puede oprimir tus pensamientos, ni tener nada de que temer, porque cualquier ataque del enemigo no prosperará, porque tú estás establecido en su justicia y no en la tuya.

2.- El arma de la obediencia.

Una vez establecidos en su justicia, como algo que lo crees y lo declaras en todo tiempo, vamos a conocer la poderosa arma de la obediencia contra el diablo y sus maquinaciones en contra de nosotros.

Vamos a utilizar por última vez el versículo clave de este mensaje:

(RVR60) 2ª Corintios 10:3-4 “³ Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; ⁴ porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, ⁵derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”  

Ya entendimos que el diablo quiere usar tus pensamientos para levantar fortaleza en tu mente, que son como barreras, que no te permitan acceder a todo lo bueno que Jesús ya ganó por ti en la cruz.

Te va a querer poner argumentos en contra de lo que la palabra de Dios dice de ti y sus promesas para ti.

Y dice que la manera de vencer al diablo y sus asechanzas en nuestra mente es llevar llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

Y aquí ha estado el problema de la iglesia evangélica a la hora de enseñar a pelear contra el diablo, ¿Cómo podemos llevar cautivos todos nuestros pensamientos a la obediencia a Cristo, si ni siquiera podemos llevar todas nuestras acciones a la obediencia a Cristo?

Entonces el hombre ha querido combatir los pensamientos que vienen puestos por el diablo con sus propios esfuerzos, tratando de hacer que todos sus pensamientos sean de obediencia.

Si todo lo que hemos enseñado bajo la gracia apunta a la obra de nuestro Señor Jesús en la cruz ¿Por qué ahora tendríamos que pelear con el diablo usando nuestra obediencia, si es lo primero que él quiere usar para acusarnos, nuestra falta de obediencia?

Entonces aquí hay algo que no cuadra, y lo que no cuadra es una palabra que la versión actualizada de la Reina Valera y otras corrigieron:

(RVRAC) 2ª Corintios 10:5 “⁵ Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo,”

Es diferente que llevemos nuestros pensamientos a la obediencia DE Cristo que a la obediencia A Cristo.

La obediencia A Cristo se trata de nuestra obediencia, en cambio, la obediencia DE Cristo, se trata de la suya, de su perfecta obediencia con la que venció al diablo:

(RVR60) Filipenses 2:8 “⁸y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

¿Me sigue?

La versión americana King James, de la que emana la versión Reina Valera, también dice: … a la obediencia DE Cristo.

En el griego, la palabra "obediencia" es un sustantivo y no un verbo, lo que nos dice que este versículo no se refiere a la acción de obediencia para que hagamos, sino que se refiere a la obediencia de Cristo que se ha cumplido en la cruz.

Nadie puede hacer que cada pensamiento obedezca a Cristo.

Cuanto más lo intentes, más te dirá el diablo todo acerca de tus pecados de comisión y omisión.

Sus argumentos en tu mente te ocuparán de ti mismo y te llevarán a una espiral descendente de culpa y condenación.

La cura para la autoocupación es estar ocupado por Cristo, fijar tus ojos en Su obediencia, no en la tuya.

Así que cuando le vengan esos pensamientos de temor, angustia, depresión o menosprecio, en primera persona (usted ahora sabe quién se los pone), reemplace esos malos pensamientos con esta verdad:

"La obediencia de Cristo me ha hecho justo. Tengo el don de la justicia. Yo soy la justicia de Dios en Cristo Jesús".

Usted puede orar y decir, Yo no soy un adicto por la obediencia de Cristo. Yo no soy un irresponsable por la obediencia de Cristo, o soy responsable de todos mis actos por la obediencia de Cristo.

Y así, en cada área de tu vida, orar y declarar la obediencia de Cristo y no tu obediencia.

Y esos malos pensamientos sobre usted comenzarán a irse de su mente, pues Jesús ya ha ganado la batalla contra el diablo y sus engaños, en la cruz.      

VI    MINISTRACIÓN

Mirémoslo a Él.

Cuanto más miremos y entendamos todo lo que Jesús hizo por nosotros en esa cruz, más afianzados estaremos en su justicia y en su gracia.

La guerra espiritual bajo la gracia, no se trata de conocer tanto la obra del diablo, cuantos diablos usa y de qué tamaño o de que jerarquía, y ahí anda la iglesia haciendo hasta cursos para conocer al diablo y no conocen a su Señor.

Conozcamos mejor a nuestro Comandante y no necesitaremos conocer demasiado a nuestro enemigo, pues ya está vencido.

Ocupé una parte del inicio de la prédica para explicar la diferencia entre la guerra espiritual y el echar fuera demonios, y después en explicarte cuál es el campo de batalla y cómo se lleva acabo esa guerra, pero solo para pasar a conocer como Jesús nos da la victoria llevando nuestros pensamientos a SU OBEDIENCIA.

Por eso la Escritura dice:

(NVI) 2ª Corintios 3:18 “¹⁸ Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.”

Jesús es quien nos puede transformar en la medida que lo miramos a Él y su obra y no la de nosotros, y su obra nos es reflejada por el Espíritu Santo y eso nos haga cada vez, ahora sí, más parecidos a Él.

Amén.