I MENSAJE CENTRAL
Hoy Dios nos va a hablar en su palabra acerca de la diferencia entre el evangelio de la gracia y el evangelio de la gracia mezclada con la ley de Moisés.
Para Dios es importante que prediquemos el evangelio de la gracia sin mezclarlo con la ley de Moisés porque fue el evangelio que predicó Jesús.
II INTRODUCCIÓN
Jesús vino para trasladarnos del Pacto de la ley al Pacto de la Gracia y lo consumó en la cruz.
Jesús no nos trasladó a la gracia trayéndose un poco de la ley para que pudiera operar ese nuevo pacto. ¿Me sigue?
Acompáñeme a la Biblia:
(RVR60) Gálatas 5:4 “4 Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley, han roto con Cristo; han caído de la gracia.”
Aquí nos queda claro que la ley y la gracia no se pueden mezclar, o se camina bajo la ley o se camina bajo la gracia, pero la iglesia las ha mezclado por todo este tiempo.
La realidad es que ni siquiera se pueden mezclar, son como agua y aceite, pero la iglesia lo ha hecho por 20 siglos.
La razón para predicar un evangelio mezclado es que la iglesia ha caminado junto a Jesús sin entender TODO lo que Jesús vino a hacer a la tierra.
Lo ama, lo sigue, lo sirve, entiende MUCHO, PERO NO TODO.
Hoy, nuestra intención es ayudar a aquel que esté anhelando seguir a Jesús conforme al mismo corazón de Jesús y no conforme a las tradiciones humanas, que pueda entender qué es lo que ha estado pasando con la predicación del evangelio, inclusive, el que pudiera llevar años viviendo y hasta predicando, como yo, hace dos años atrás.
De aquí que el mensaje de hoy lleva por título: ABRIENDO LOS OJOS A LA GRACIA. Dejando de contaminarla con obras.
III LOS APÓSTOLES CAMINARON CON JESÚS SIN VER BIEN
En esta primera parte entenderemos que se puede caminar con Jesús sin ver bien, sin entender todo lo que él vino a hacer a este mundo.
Acompáñeme a ver dónde comenzó todo, al pasaje del camino a Emaús, no lo leeremos todo, ahí lo lee usted completo después:
RVR60) Lucas 24:12-21 y 30-32 “12Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido (Jesús había resucitado). 13Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios (11 kilómetros) de Jerusalén. 14E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. 16Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. 17Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? 18Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. 21Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir (rescatar) a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. 30(Jesús entró con ellos a su casa) Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. 31Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. 32Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?.”
Jesús resucitó y, aun antes de ir a encontrarse con sus discípulos en Galilea como les había dicho, lo primero que hizo fue abrirles los ojos espirituales a estos dos discípulos que iban a Emaús, y que, al igual que los demás, caminaron con Jesús por tres años y medio, pero no habían entendido todo.
Ellos creían que Jesús había venido a establecer un reino natural para liberarlos de la opresión de los Romanos, en lugar de entender que se trataba de un reino espiritual.
Entonces, aquí cabe una pregunta para nuestros días de iglesia, tomando como referencia la iglesia que caminó junto a Jesús en persona: ¿Se puede seguir a Jesús con todo el corazón y aun así no ver bien, o ver a medias, y no entender todo lo que él vino a hacer a la tierra?
La respuesta según lo que Jesús enseño en el camino a Emaús con estos discípulos suyos es que sí.
Bueno, eso les pasó a estos dos discípulos, pero también a todos los demás discípulos.
Mire lo que dice la Escritura:
(RVR60) Lucas 24:44-45 y 49 “44Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras 49He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.”
Jesús está a punto de ascender a los cielos y hace con sus discípulos lo mismo que hizo con los del camino a Emaús, les explicó lo que de Él se decía en el Antiguo Testamento y les abrió los ojos para que entendieran las Escrituras, es decir, para que se encontraran con él en todo el Antiguo Testamento.
Con este mismo pasaje de la ascensión de Jesús inicia Lucas su Libro de los Hechos de los Apóstoles y veremos que todos tenían la misma creencia de Jesús:
(RVR60) Hechos 1:6-9 “6Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 9Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.”
¿Se da cuenta como Jesús hizo lo mismo con todos los discípulos que con los del camino a Emaús? Porque todos ellos pensaban igual, por eso Jesús les abrió los ojos para que vieran que todo lo que el Padre les había prometido él lo consumó en la cruz.
Así que lo primero que podemos entender y creer es que se puede caminar con Jesús, amarlo, adorarlo y servirlo y no entenderlo todo.
Digo, si les pasó a los discípulos que caminaron con él en carne y hueso, ¡Claro que nos puede pasar a nosotros!
Así que no nos sintamos mal de entrada si hoy descubrimos que hemos estado viendo borrosa la obra de la cruz.
IV ¿PORQUE LA IGLESIA DE HOY TAMPOCO VE BIEN?
En esta segunda parte aprenderemos por qué los primeros discípulos no veían bien todo lo que Jesús había venido a hacer y la iglesia de hoy tampoco.
¿Por qué no veían bien?
Estos discípulos creían que Jesús había venido a redimir a Israel, que significa a rescatar a Israel de la opresión romana de esos tiempos.
Ellos lo querían ver “HACER” algo a favor de ellos, que iniciara una revuelta, una revolución contra Roma o algo así.
Ellos no entendieron que Jesús había venido para establecer un reino espiritual, el reino de los cielos, y ellos entendían que venía a establecer un reino natural, porque eso es lo que ellos querían, querían ser liberados de toda esa opresión romana que no los dejaba en paz.
La percepción de una carencia o necesidad.
Esto nos hace saber que cuando el hombre “quiere algo” o “tiene una necesita emocional” o “alguna carencia”, eso lo va a influenciar para “ver lo que quiere o lo que necesita”, en todo lo que hace, perdiendo así la objetividad de lo que esté pasando a su alrededor.
Por ejemplo, imaginemos que alguien quiere comprarse un televisor con pantalla plana de 80 pulgadas, que obvio no necesita realmente y que no tiene la economía para eso, él va a “encontrar” motivos de porque sí debe comprarla, aunque no tenga la economía para un gasto así, él va a hacer que “entre” dentro de sus gastos necesarios de hacer.
Dirá cosas como: “Todos tienen una y nosotros no” o “Nos va a servir a todos como una gran pantalla de computadora para trabajar desde casa”, o “Me la merezco, me parto el lomo trabajando” y mil cosas más, pero él va a encontrar como mete esa tele en sus necesidades porque la quiere y punto. ¿Me sigue?
La carencia de los discípulos de ayer y hoy.
Entonces, dado que los discípulos tenían una carencia de libertad que la añoraban tanto, eso fue lo que “entendieron de Jesús”.
Pero lo mismo le pasó a la iglesia desde el siglo primero hasta el siglo veinte, (escuche esto), su necesidad de “valer por lo que hace” o “su necesidad de reconocimiento por una baja autoestima”, ha hecho que líderes y pastores enseñen las Escrituras anteponiendo sus obras al sacrificio de Jesús.
La gracia es para todo no solo para la salvación.
(NVI) Efesios 2:8 “8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios (o sea, es por gracia), 9 no por obras, para que nadie se jacte.”
Toda la iglesia evangélica entiende esto: Que la salvación no es por obras, es decir, no hay nada que podamos o tengamos que hacer para ser salvos, sino solo creer en Jesús, en que su sacrificio en la cruz nos da la salvación. ¿Cierto?
Entendemos que la salvación es por fe y no por obras.
Pero para todo lo demás que la iglesia enseña, ya no aplica la gracia, ahí aplica la mezcla, que quiere decir que la iglesia cree, por un lado, que la gracia de Dios siempre está sobre nosotros, pero también cree que nosotros “TENEMOS O DEBEMOS HACER OBRAS” para merecerla o para recibir su beneficios o bendiciones o para no ser condenados o para ser buenos cristianos, o hasta para tener la presencia de Dios en nuestras vidas “necesitamos hacer obras, orar, leer, ayunar, etc.”
¿Me explico? Todo eso es bueno hacerlo, pero hacerlo no cambiará lo que Jesús ya hizo o ya ganó para nosotros en la cruz.
Imagine a Jesús entrando a usted porque usted lleva tiempo orando y luego Jesús se sale de usted porque ha dejado de orar o de leer su palabra.
¿Se da cuenta? Como si nuestra obra personal de orar o de leer la Biblia fuera más grande o gloriosa que la obra de amor hecha por Jesús en la cruz. ¿Me sigue?
Cuando el hombre piensa que sus obras le traerán alguno de los beneficios conseguidos por Jesús en la cruz, sin querer, sin entender, le está quitando gloria y poder a la obra de la cruz.
Las etapas de la iglesia.
Esto comenzó con los fariseos, que anteponían sus obras a la gracia y el amor de Dios.
Después del sacrificio de Jesús, la iglesia organizada en el siglo tercero, desde Constantino, reforzó esta idea de hacer obras para recibir de Dios, y así cuando llegó la Reforma protestante, la iglesia protestante, de la cual forma parte la iglesia evangélica, quitó muchas de las obras que hacía la iglesia católica, por considerarlas, hasta cierto punto, absurdas o equivocadas, pero, simplemente, las cambió por otras obras, si, tal vez con más tintes espirituales, pero la ha seguido dando más lugar a sus obras que a la obra de Jesús en la cruz.
Pero le anticipo algo, viene el tiempo en que la iglesia del Señor será toda una iglesia bajo la gracia, que vuelva su mirada solo a Jesús y a su obra de amor en esa cruz.
V JESÚS PARÓ LA LEY PARA NOSOTROS
En esta parte final aprenderemos cómo Jesús fue el fin de la ley de Moisés, la ley de las obras.
La ley de Moisés.
La ley de Moisés demandaba obras del hombre siempre: No tendrás dioses ajenos, No los adorarás, Honrarás a padre y madre, No mentirás, No matarás, debes hacer lo bueno y no hacer lo malo, etc.
Esa es la ley de Moisés, los diez mandamientos, que se les conoce como la ley escrita en piedra, pero después Moisés les dio otras 603 leyes más de hacer y no hacer al pueblo judío, formando las 613 leyes de la ley de Moisés, contenidas en el Pentateuco.
Esa ley formaba parte del Pacto que Dios hizo con su pueblo, el Pacto de la ley, o el Antiguo Pacto, que está contendido en el Antiguo Testamento.
Pero Jesús vino a cambiarnos de pacto, del pacto de la ley al de la gracia, eso significa que nuestras obras ya no son las que nos darán un lugar en el reino o las que harán que seamos bendecidos, sino que es la obra de amor en la cruz la que nos da lugar en su reino, la que nos bendice, la que nos perdona todos nuestros pecados, aún los que no hemos cometido, que es su obra la que hace que Jesús siempre esté con nosotros, que su presencia vaya con nosotros en todo tiempo, y no ninguna de nuestras obras de oración o ayuno, ¿me estoy explicando?
Jesús paró la obra de la ley.
(RVR60) Romanos 10:4 “ 4porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.”
Cristo vino a parar nuestra obligación de hacer o dejar de hacer PARA RECIBIR DE ÉL, ahora recibimos todo lo bueno de él por su obra de amor en la cruz, donde nuestras acciones ya no tienen un lugar preponderante, sólo la de él.
Seguir bajo la ley es muerte.
La razón porque la mayoría de los cristianos tienen vidas difíciles, con pesadas cargas de preocupación, angustia, sinsabores, falta de fe y falta de frutos es porque viven un evangelio mezclando la gracia de Jesús en la cruz con sus obras de justicia para poder ser bueno o correcto delante de Dios.
Por eso la Escritura dice:
(RVR60) 2ª Corintios 3:7(a) “7Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras (los diez mandamientos) fue con gloria,”
Al ministerio de la ley de los diez mandamientos le llama Ministerio de muerte, porque eso era lo que producía en la gente que quería “confiar en sus obras”, de hecho, cuando Dios les dio los Diez Mandamientos murieron tres mil personas, pero cuando dio el Espíritu Santo, en el Pentecostés, nacieron de nuevo tres mil personas, porque el Espíritu Santo vino a establecer en la vida del pueblo de Dios, el pacto de la gracia y quitar de sus corazones el pacto de muerte de la ley.
Mire lo que dijo el apóstol Santiago:
(NVI) Santiago 2:10 “ “Porque el que cumple con toda la Ley, pero falla en un solo punto, ya es culpable de haberla quebrantado toda.”
El pacto de las obras ya no tiene gloria.
Y además dice el apóstol Pablo que el ministerio de muerte grabado en piedra FUE con gloria, pero YA NO, sí fue, pero ya no está vigente.
Ahora está vigente en nosotros la gracia que es Cristo. ¿Amén?
Así que cada vez que te digan que DEBES hacer o DEJAR de hacer para recibir alguno de los beneficios de la cruz, estarás en presencia del evangelio mezclado de la gracia de Jesús con las obras del hombre.
Bajo la gracia la iglesia hace muchas obras, pero no para valer o recibir algo de Jesús, la iglesia bajo la gracia recibe todo de Jesús porque cree que su obra de amor ya lo consiguió para ella, pero trabaja mucho y hace muchas obras para bendecir a su familia, a su iglesia, para agradecer a Jesús por el poder de hacer riquezas, para servirle, etc., pero no para OBTENER ALGO DE JESÚS, PORQUE ÉL YA LO OBTUVO PARA NOSOTROS EN LA CRUZ.
VI MINISTRACIÓN
Así que oramos al Señor para que su iglesia abra los ojos y deje de contaminar la Gracia de Jesús con sus obras humanas.
Amén.