I INTRODUCCIÓN
Cuando yo era niño me gustaba mucho que mi papá me viera jugar, jugar siempre fue divertido, jugaba con mi hermano fútbol que era 3 años y medio mayor que yo, pero cuando estaba mi papá presente el juego era más divertido.
Un día empezamos a jugar a las atrapadas alrededor de la mesa del comedor, delante de mi papá que estaba sentado en la sala mirándonos, yo tendría seis o siete años, mi hermano sobre 11 años, y yo lo estaba correteando para alcanzarlo, pero él era más grande, él solo corría un poco más rápido que yo para que no lo alcanzara, así que empecé a frustrarme porque yo quería alcanzarlo y ganarle y presumirle delante de mi papá, pero él se iba riendo y yo me iba enojando, empecé a llorar y seguía corriendo y mi hermano más se reía, y cuando ya casi lo alcanzaba, aceleraba un poquito y más me frustraba y me empecé a enojar más y más, y ya bufaba del coraje mientras lo perseguía y mi papá se dio cuenta que yo ya no estaba jugando, que yo ya estaba peleando, y mi hermano corrió más duro y se subió por la escalera al segundo piso, y yo me quedé bufando en el segundo escalón de la escalera, respirando amenazas de muerte como dice la Escritura del Apóstol Pablo, pero mi papá se paró tras de mí, me dio una nalgada que me subió dos escalones del impulso, y toda la escalera me subió a nalgadas, mientras él me nalgueaba, yo del susto más lloraba y un líquido tibiecito empezó a rodar por mis piernas. Y bueno, ahora estaba frustrado, enojado, asustado y orinado.